domingo, 31 de mayo de 2015

Principios de ilusionismo: DE OBJETO A SUJETO COLECTIVO


Los principios de ilusionismo: son los que nos preguntan sobre cómo tenemos que trabajar las formas de hacer para saber si nos movemos dentro de un proceso de ilusionismo social (lo llamamos principio porque solamente sabemos cómo empezar a enfrentarnos con un proceso, pero no sabemos ni cómo iniciarlo ni cómo se desarrollará...). 

Como plantea el COLECTIVO SITUACIONES: “[...] un conglomerado heterogéneo de reuniones sin más hilo de coherencia que los que de pronto brotan del caos y sin conocer exactamente que desarrollo podremos darle [...]. Así que sabemos sólo como comenzar. Y esto muy relativamente. De hecho, todos los procedimientos (dispositivos) que preparamos suelen mostrarse auténticamente improcedentes ante la textura de la situación concreta”.
DE OBJETO A SUJETO: Las personas implicadas en la investigación no son objetos sino sujetos, por lo que se produce un cambio respecto a las formas de investigación. Se pasa de ser estudiado a estar participando en la acción y en la investigación.


Las Ciencias Sociales en el siglo XIX, se empeñaron en darle a sus saberes lo que entendían que era un carácter más científico y así parecerse al resto de las ciencias, entre ellas las llamadas Ciencias Naturales. Para ello convirtieron a las personas en objetos, buscando así la objetividad y la comparación de casos. Pero lo que se consigue es convertir a las personas y sus formas de relacionarse en objetos y con falta de relación. Esto ha llevado y sigue llevando a grandes errores a la hora de analizar las situaciones, además de impedir que se produzcan procesos de transformación social.
 

La parte más perversa de lo que sucede con todo esto, la describe perfectamente Jesús IBÁÑEZ (1997:47): “los que mandan se reservan la condición de sujetos y atribuyen a los mandados la de objetos. Los que mandan ejercen sobre los mandados operaciones de control. Esta cibernética es una investigación de cómo pueden controlar los sujetos (sistemas observadores) a los sujetos (sistemas observados). En general, los objetos no son separables de los sujetos: el objeto es producto de la actividad objetivadora del sujeto. Además, en los sistemas sociales, los (supuestos) objetos son también sujetos para que la sociedad deje de estar regulada en la lucha de clases, los juegos de lenguaje de tipo pregunta/respuesta deben ser sustituidos por otros de tipo conversación. Ya no se trata del control de los que mandan sobre los mandados sino de la liberación de unos y otros de la relación de mando”. 
 

Pasar de objeto a sujeto de investigación, puede significar pasar de trabajar por el que te paga a trabajar con la gente, lo que supone reconocer a las personas en si mismas y con su propia complejidad.

El regreso del sujeto a la investigación con todas sus complejidades, sus fracturas, sus sujeciones es imprescindible si hablamos de espacios de investigación donde se hace necesario no sólo el conocimiento (aunque también, ¿cómo conocer sin los sujetos que producen conocimiento?), sino sobre todo producir cambios, para lo que es necesario no separar pensar/hacer/sentir. Deben ser los sujetos implicados en los contextos de investigación los que con su explicación y comprensión de los problemas y necesidades sociales apunten la dirección y materialicen los cambios. 
 

Inma Fuentes, educadora en el proyecto “Child Inclusión” que trabaja con menores en situación de desamparo, lo explica así: “vivimos en un mundo donde todo está preconcebido, predicho, prehecho, predispuesto, todo organizado y planificado, no hay espacio para dejar hablar al sujeto de acción. Lo bonito de esta [forma de hacer] es que la gente con la que se trabaja participa y el proceso educativo se lleva desde la participación y las formas de hacer y el querer hacer”. En definitiva se trata de pasar del espectáculo, de ver tu vida desde la butaca, a ser protagonista de la vida cotidiana.
 

DE SUJETO INDIVIDUAL A SUJETO COLECTIVO: Para pasar de sujeto individual a sujeto colectivo, no se trata de trabajar con suma de individuos, ni siquiera con suma de colectivos, no es trabajar con asociaciones ni siquiera con colectivos estructurales (inmigración, mujer,…), no es que l@s técnic@s dejen opinar ni siquiera que escuchen, no es que todo lo que se diga en un grupo esté bien, ni mal, sino que se trata de trabajar enredando y enredándose entre los cultivos sociales y desempoderandose individualmente para construir colectivamente.


No somos seres aislados, vivimos en relación con los demás y continuamente cambiamos nuestra forma de estar y nuestras ideas o construimos nuevas ideas porque nos estamos continuamente relacionando. Para ello es necesario trabajar desde las mediaciones sociales deseadas, pues toda intervención social es un proceso de comunicación, y todo proceso de comunicación es un conjunto de mediaciones sociales.
 

Las mediaciones son esas formas de hacer y de relacionarse que pueden ser impuestas, consentidas, compradas o construidas colectivamente y deseadas; siendo estas últimas las que nos pueden ayudar como indicadores privilegiados de posibles conjuntos de acción (unión de diversos grupos para llevar a cabo acciones, pensamientos y sentimientos conjuntos), y de las formas de construcción y deconstrucción necesarias para la creación de cosmovisiones generadoras de formas de relación en las culturas populares.
 

Dicho de otra forma, las mediaciones sociales deseadas permiten el encuentro en los tiempos y los espacios cotidianos, es decir, que podamos entender y provocar procesos de reflexión-acción-sentimiento que a su vez construyen nuevas mediaciones sociales deseadas que llevan a nuevos encuentros o reencuentros. Todo ello para poder ir dando pequeños giros en los que sucedan verdaderas transformaciones sociales.
 

Al entender esto, se entiende que en Palomares del Río se haya trabajado en los espacios y tiempos cotidianos con la telenovela “María Paloma. La pasión de Palomares”, en la que se une la cultura de masas con las culturas populares, con lo que podemos comprender lo impuesto y repetir lo consentido para poder construir lo deseado.

sábado, 30 de mayo de 2015

Principios de ilusionismo: NEGOCIACIÓN INICIAL

Los principios de ilusionismo: son los que nos preguntan sobre cómo tenemos que trabajar las formas de hacer para saber si nos movemos dentro de un proceso de ilusionismo social (lo llamamos principio porque solamente sabemos cómo empezar a enfrentarnos con un proceso, pero no sabemos ni cómo iniciarlo ni cómo se desarrollará...).

Como plantea el COLECTIVO SITUACIONES: “[...] un conglomerado heterogéneo de reuniones sin más hilo de coherencia que los que de pronto brotan del caos y sin conocer exactamente que desarrollo podremos darle [...]. Así que sabemos sólo como comenzar. Y esto muy relativamente. De hecho, todos los procedimientos (dispositivos) que preparamos suelen mostrarse auténticamente improcedentes ante la textura de la situación concreta”

NEGOCIACIÓN INICIAL

A la hora de poner en marcha procesos participativos nuestra primera acción debe ir encaminada a que haya un espacio de negociación, porque a priori no hay condiciones en ningún sitio que legitimen el inicio de estos procesos, y es que la intervención, por muy participativa que se llame, nunca debe ser impuesta o condicionada con algún tipo de contraprestación. Nos podemos encontrar con 4 situaciones principales:

  • Que sea la propia gente, es decir, los propios grupos que se ven cotidianamente (grupos no formales o a los que nosotr@s llamamos cultivos sociales) los que se planteen hacerlo. Entonces esta negociación inicial iría encaminada a los compromisos de trabajo que hay que asumir para llevar a cabo el proceso; y a la aceptación de incluir a otros grupos de la comunidad que quieran participar.
  • Que sea una asociación la que se plantee hacer el proceso. Entonces la negociación iría encaminada por un lado al compromiso de la aceptación de las propuestas y acciones surgidas del propio proceso con la gente de la comunidad (si hubiera alguna que no pudiesen aceptar tendrían que debatirlo con esa gente), y por otro lado; el respeto a las diversas formas de juntarse, no intentando engullir la riqueza de los
    grupos no formales; con el objetivo de engrosar las listas de asociados. O sea que la asociación debe aceptar que va a ponerse al mismo nivel de los grupos no formales de la comunidad.
  • Que sea el Estado (a nivel local, regional o general) la que posibilite el proceso de participación; en este caso debe comprometerse a aceptar las propuestas y acciones surgidas del propio proceso con la gente y asociaciones de la comunidad; y llevarlas a cabo (si hubiera alguna que no pudiesen aceptar tendría que debatirlo con el grupo que lo ha propuesto). Además debe comprometerse a realizar, de cara hacia dentro, una flexibilización de estructuras que posibilite una relación fluida entre las personas que trabajan en la administración y la gente de la comunidad; de tal manera que se mantenga a lo largo del tiempo.
  • Que sea una empresa la que posibilite el proceso de participación; en este caso debe comprometerse a aceptar las propuestas y acciones surgidas del propio proceso con la gente y asociaciones de la comunidad (si hubiera alguna que no pudiese aceptar tendría que debatirlo con el grupo que las propone). Además debe comprometerse a realizar una democratización interna que posibilite un diálogo fluido entre las personas propietarias y las que trabajan en dicha empresa. 


Es necesaria esta negociación para asegurar que se respete que sean las personas implicadas en cada momento las que den forma al proyecto-excusa

Ahora bien, parece que nos tendríamos que preguntar ¿con qué gente?. No somos l@s dinamizador@s los que tenemos que entrar en el juego de identificar los grupos de personas con las que trabajar, esta es una idea errónea. Trabajar desde/con los cultivos sociales, las redes o la gente; como cada cual lo quiera llamar, no significa en ningún caso trabajar para los colectivos, sino trabajar en los espacios y tiempos cotidianos; siendo éstos los que permiten que la gente se agrupe para realizar cosas, y no aplicar categorías artificiales y estructurales, provenientes desde el conocimiento científico que provocan un reparto de poderes desiguales y una zancadilla para construir/deconstruir cosas nuevas en los contextos más cercanos; porque precisamente esas categorías rompen el vínculo de lo colectivo. Está claro que grupalmente hay que identificar a las personas con las que trabajamos, pero para facilitar la dinamización de las mediaciones deseadas y no para etiquetar y/o estigmatizar con la excusa de discriminar población con la que no interesa trabajar, o por el contrario; para estigmatizar a la gente con la que se decide trabajar. Lo importante es trabajar con y desde la gente sin separarlas de sus relaciones y esto se consigue uniendo pensar/sentir/hacer además desde la inquietud de encontrar más que de buscar estas relaciones.

Está claro que no nos podemos olvidar a técnic@s, polític@s, asociaciones,... que tienen su propias dinámicas de relación diferentes porque su centro se encuentra en los horarios y territorios, al contrario que en la vida cotidiana, en los espacios y tiempos; trabajar con estos grupos por separado o juntos se resuelve mirando hacia los espacios, los tiempos y sus significaciones, se van transformando sin tener que recurrir a divisiones artificiales ni a “forcejear” para que el encuentro se produzca.



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También hay que tener en cuenta una cuestión fundamental y es que se debe provocar un proceso encaminado a la autogestión de la vida cotidiana y por lo tanto en esta negociación hay que poner los bloqueos necesarios para romper posibles dependencias, ya sea de las personas demandantes o de las que dinamizan.

En todos los casos, si estos compromisos iniciales no se aceptan al principio: no se pone en marcha el proceso; de igual manera si se incumplen a lo largo del proceso: hay que denunciarlo y decidir colectivamente lo que se hace. Es una dimensión ética indispensable en todo proceso de participación.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Necesidades, satisfactores y pobrezas

Si nos preguntaran ¿qué son las necesidades y los satisfactores?, no habría ningún problema a la hora de resolver esa duda, ni al explicarla con palabras, ni al pensar en un ejemplo. La dificultad está cuando nos quieren hacer creer que las necesidades humanas son infinitas. Además, esto que estamos diciendo se potencia porque en la sociedad del consumo loco, para vender más y a cualquier precio, es imprescindible confundir las necesidades y las formas de cubrir esas necesidades (los satisfactores).


 Las necesidades humanas son más o menos universales (para todas las personas son igual), lo que cambia es cómo las cubrimos (satisfacemos). Esas necesidades son:

-subsistencia (por ejemplo: salud, alimentación, trabajo, etc.).
-protección (por ejemplo: cuidados y cuidar, autonomía, familia, etc.).
-afecto (por ejemplo: amistad, respetar y ser respetado, espacios de encuentro, etc.).
-entendimiento (por ejemplo: crítica, intuición, estudiar, probar cosas distintas, meditar, etc.).
-participación (por ejemplo: proponer, decidir, dialogar, etc.).
-Ocio (por ejemplo: humor, relajarse, divertirse, etc.).
-creación (por ejemplo: pasión, voluntad, trabajo, tener ideas, etc.).
-identificación (por ejemplo: diferencia, pertenecer a algo, valores, etc.).
-libertad (por ejemplo: justicia, igualdad, fraternidad, sororidad, etc.).

Además, a la hora de satisfacer una necesidad hay que tener en cuenta que lo que pienso, siento y hago sea coherente. Si las necesidades humanas son casi las mismas para todo el mundo, los satisfactores (la forma de cubrir esas necesidades) son muchas; dependiendo de nuestro contexto social y cultural, pero también de nuestra creatividad, de nuestras posibilidades, habilidades y sentimientos.

Un satisfactor puede cubrir varias necesidades. Para que se pueda entender mucho mejor, vamos a dar un ejemplo que nos puede ayudar: el darle pecho a tu hijo/hija, puede hacer que la criatura satisfaga las necesidades de subsistencia, afecto, protección e identificación.


Puede ocurrirnos que confundamos una necesidad con un satisfactor, es lo que pasa, por ejemplo, cuando decimos “necesito un coche”, estamos diciendo que el coche es una necesidad, sin embargo, es un satisfactor, lo que ocurre pensando de esta manera (coche = necesidad) es que:

1. No podamos tener un debate sobre cómo conseguir cubrir nuestras necesidades.
2. Que caigamos de lleno en el consumismo compulsivo.

La confusión sobre el coche nos trastorna: ¿nos compramos un coche porque necesitamos cubrir nuestra necesidad de subsistencia, tener como transportarnos? O porque necesitamos cubrir nuestra necesidad de afecto (ligar) y/o identificación (ser reconocido por personas con un estatus social determinado).

Si tuviéramos claro qué necesitamos podríamos pensar cuál es la mejor manera de satisfacerlo, porque puede ocurrir que para subsistir tengamos un trabajo y pensemos que con un coche vamos a ahorrar tiempo y luego tengamos que trabajar más tiempo para pagar el coche y así tener menos tiempo que al principio, y por lo tanto, estar mucho más agobiados que cuando pensamos en comprar un coche para tener más tiempo.



Debemos también decir en este punto que sugerimos no hablar de pobreza, sino pobrezas en plural. Cuando se dice en singular, nos estamos refiriendo exclusivamente a la situación de aquellas personas que pueden clasificarse por debajo de un determinado nivel de ingreso. Por eso cuando hablamos en plural de las pobrezas no es sólo y únicamente una cuestión económica, es decir, de tener/conseguir más o menos dinero al final del mes, así que podemos decir que cualquier necesidad humana fundamental que no es adecuadamente satisfecha revela una pobreza humana. La pobreza de subsistencia (por ejemplo, debido una alimentación y abrigo insuficientes); de protección (por ejemplo, estar expuestos a cualquier forma de violencia o perder nuestra autonomía por tener que depender de las ayudas del gobierno, etc.); de afecto (por ejemplo debido al autoritarismo, la opresión, las relaciones de explotación con el medio ambiente natural, etc.); de entendimiento (por ejemplo, debido a la deficiente calidad de la educación); de participación (por ejemplo, debido a la marginación y discriminación de mujeres, niños y minorías); de identificación (por ejemplo, debido a la imposición de valores extraños a culturas locales y regionales, emigración forzada, exilio político, etc.) y de libertad (por ejemplo, debido a la coacción y la opresión, a la concentración del poder, a la falta de espacios de relación, etc.).

Para seguir http://ilusionismosocial.org/mod/resource/view.php?id=167

martes, 26 de mayo de 2015

FORMAS DE RELACIÓN en territorios y horarios/espacios y tiempos

Antes de empezar un proceso de participación, tenemos que saber que debemos fijarnos, sobre todo, en las “formas de relación” , es decir, en las formas en que nos relaciones con las personas en las diferentes situaciones. Tenemos que tener en cuenta que cuando estamos en diferentes lugares vemos que nuestras formas de comportamiento son diferentes ¿por qué?



Con la colonización de la vida cotidiana estamos asistiendo a un proceso que se caracteriza por la destrucción del tiempo vivido y construido –convirtiendo la diada espacio/tiempo en territorio/horario-. Esta territorialización de las culturas se produce con la división espacio privado/espacio público, y la imposición del hábitat privado sobre el habitar, con lo que queda marcado un tiempo objetivado –igual para todos-, un espacio convertido en territorio, y unas personas que pasan de participar a mirar: de la construcción al espectáculo.

Como dice Marc AUGÉ “hay espacios donde el individuo se siente como espectador sin que la naturaleza del espectáculo le importe verdaderamente. Como si la posición de espectador constituyese lo esencial del espectáculo, como si, en definitiva, el espectador en posición de espectador fuese para sí mismo su propio espectáculo”. Son estos no lugares (el territorio apropiado para el acatamiento/reconociemiento de las identidades), con la actitud de ver pasar, los que se van adentrando en cada uno de ese nosotros completo; dominándonos, atrapándonos en las marcas que nos definen como una totalidad. Territorio y horario son catalizadores de las acciones llegar/ver/pasar, que nos convierten en turistas cotidianos. Aunque en la realidad (Augé 1998:84): “el lugar y el no lugar son más bien polaridades falsas. El primero no queda nunca completamente borrado, y el segundo no se cumple nunca totalmente: son palimpsestos donde se reinscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad y la relación”.



Hablamos de espacios frente a territorio, porque ponemos el énfasis en el uso y no en la propiedad; puesto que ésto da pie a la diversidad del uso, ya sea al mismo o en diferente tiempo por uno o diversos colectivos, abriendose así la dimensión convivencial.

Los horarios marcan la actividad temática a desarrollar en el territorio, es un uso unívoco; sólo se puede desarrollar esa actividad, por ese colectivo, en ese horario.... El tiempo es más flexible ; pemite permeabilidades y enfocar la cuestión hacia las formas de relación, dejando en una zona periférica la cuestión de los contenidos.

Más sencillo  https://drive.google.com/file/d/0B2icLDdBvGUObWpyc01xVmdqMDQ/view?usp=sharing


ESPACIOS Y TIEMPOS COTIDIANOS from unilco on Vimeo.

Para profundizar http://ilusionismosocial.org/mod/resource/view.php?id=156

lunes, 25 de mayo de 2015

Las mediaciones sociales

El tema central de nuestro trabajo son las mediaciones sociales deseada, es decir, cómo hacemos/sentimos/pensamos el mundo en el que queremos vivir, dicho de otro modo, cómo autogestionamos nuestra vida cotidiana, cómo somos protagonistas de nuestra propia vida, más concretamente, cuáles son las formas de relación que propiciamos -entre las personas y los grupos- para hacer trascender nuestra vida cotidiana, para poder dar satisfacción a nuestras necesidades poniendo en juego nuestras propias habilidades en relación con la gente que vive en nuestra comunidad. Para trabajar todo el tema de las mediaciones nos han ayudado mucho los trabajos realizados por Jesús Martín-Barbero.



 
El problema con el que nos hemos encontrado es que además de las mediaciones deseadas, hay otros 3 tipos de mediaciones (formas de hacer/sentir/pensar el mundo o cosmovisiones que construimos colectivamente en nuestra comunidad): unas nos las imponen (como la propiedad privada tanto de objetos, medios de producción o personas), otras las compramos, y otras las consentimos; porque el Mercado, el Estado y otras instituciones sociales (como la familia, la iglesia, la escuela, etc.) nos conducen/inducen a aceptarlas (como los novios que se casan para recibir regalos y quedar bien con su familia).


Mediaciones sociales from Mediaciones Sociales on Vimeo.

En la lucha (dialéctica: que construye colectivamente a partir de los debates de ideas, confrontación de haceres y contraposición de sentimientos entre mediaciones impuestas, mediaciones consentidas y mediaciones deseadas donde emergen los imaginarios y la esperanza de lo imposible.



domingo, 24 de mayo de 2015

Formas en las que se ha hecho un proceso de participación

Si queremos empezar un proceso de participación en el que “se cuente más con la gente”, debemos pensar que no somos las primeras personas a las que se nos ocurre algo así. Las formas en las que se han hecho procesos de participación se pueden resumir en tres:

  • La primera sería trabajar por y para quien nos paga o por y para nuestra asociación o partido (para quien nos envía). No tenemos que preguntarnos nada, ni trabajar con nadie; sino hacer los que nos han mandado, o cumplir los objetivos que nos han marcado o nos hemos marcado previamente. 
  • La segunda sería trabajar por y para la gente. No tenemos porqué preguntarnos nada que no esté ya contestado por nosotros mismos o en los objetivos, ni trabajar con nadie que no esté en nuestro círculo o en el plan de acción. Lo que tenemos que hacer es conocer qué necesita la gente y dárselo .

  • La tercera sería trabajar con y desde la gente. Tenemos que trabajar
    con la gente para que sea la protagonista de su propia vida cotidiana (vida diaria), para que la autogestione (la maneje por sí misma) y a partir de ahí, vaya construyendo cómo quiere que sea su colonia, su pueblo, su unidad habitacional (de forma dialéctica 6 : proponiendo, debatiendo colectivamente y llevando a cabo, en grupos, las diversas propuestas decididas).

Para continuar leyendo https://drive.google.com/file/d/0B2icLDdBvGUOY21XZXFpWXE0cGM/view?usp=sharing

Y un video

Introducción a las formas de participación from ILUSIONISMO SOCIAL on Vimeo.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Rocío, la Otra Cara de la Romería

“Aquí sí que se aprende cine” eran las irónicas palabras del joven realizador Fernando Ruiz Vergara a la salida del juicio que se celebraba en Sevilla contra él y su película Rocío en junio de 1982. Estaba en lo cierto, porque este documental excede los límites de su hora y veinte de metraje: su persecución, secuestro y censura se convierten en una suerte de película paralela aún sin final. Si en cualquier documental la experiencia se suma al hecho fílmico, mucho más en este caso, porque Rocío no puede ser vista sin la polvareda mediática y social que levantó en la España “post-golpe de estado” del 23-F y que, treinta años después, aunque olvidada, todavía perdura. La herida no se ha cerrado, la película sigue censurada y no se puede exhibir como su autor la concluyó.



Rocío disecciona minuciosamente, desde un punto de vista antropológico, político y religioso, un fenómeno, la peregrinación a la aldea del Rocío en Huelva, a la que acuden todos los años más de un millón de personas.  Sus autores, el director Fernando Ruiz y la guionista y productora Ana Vila, resumían así sus intenciones en la sinopsis: “Es una romería de la Baja Andalucía, en donde viven miles de trabajadores sin tierras y generalmente sin trabajo, con todo el folclore y falsos mitos que ha creado la Andalucía oficial entremezclada con ésa y otra que estamos tratando de desenterrar día a día”. Sin duda tratar de desenterrar esa otra Andalucía fue lo verdaderamente subversivo de Rocío y lo que le granjeó su destino.

Un documental sobre: Rocío, la Otra Cara de la Romería:



Rocío es la única aportación desde la periférica Andalucía a los largometrajes documentales que emergieron en el cine español de la Transición para alimentar un discurso crítico y de recuperación de la memoria perdida durante el franquismo. Un espejismo que duró pocos años y que gracias al triunfo del “consenso”, que también afectó a la producción cultural, impidió la continuidad de una producción más que valiosa de cine documental, relegándola a su tradicional marginalidad. Rocío, víctima de un cúmulo de injusticias y despropósitos, es una prueba más de esta palpable frustración.

La historia del documental (1974-2010)

La historia de la prohibición

Documental Rocío, la Otra Cara de la Romería, integro: sin censurassss!!!

miércoles, 13 de mayo de 2015

viernes, 8 de mayo de 2015

¿Las instituciones pueden promover la autogestión?

Ante las preguntas de Alberto Matarán Ruiz: ¿Y por qué no la autogestión? ¿las instituciones no pueden promoverla? voy a desarrollar esta entrada para poder reflexionar juntos e incorporar a otra gente que os interese a esta reflexión.

En principio, en las Administraciones públicas que yo he trabajado; el PARA QUÉ del proceso ha sido: la autogestión de la vida cotidiana, pero claro esto sólo lo puede llevar a cabo la gente...

Al trabajar en una Administración pública lo primero que te encuentras es la rigidez de sus estructuras (en general, habrá excepciones), este es uno de los dilemas sustituir estructuras o flexibilizar; nuestro trabajo ha ido en la linea de flexibilizar; no tenemos tiempo suficiente en 2, 3 ó 4 años para enredarnos en la maraña urdida en los últimos 37 años, y además una sustitución de estructuras no garantiza un nuevo tipo de administración de lo público.



Nuestro trabajo basado en trabajar con y desde la gente y en el desempoderamiento (no por y para la gente y empoderamiento) va en dos lineas, uno hacia dentro provocando cogestión y desempoderamiento del funcionariado y de las redes políticas y otro hacia afuera provocando cogestión, desempoderamiento de LIDERAZGOS y autogestiones. La autogestión se puede promover, pero en cuanto ya empieza a andar debe dejarse sola, porque si no se vuelve a crear una nueva dependencia y ya no es autogestión. En la autogestión debe de haber interdependencia con respecto a otros proyectos autogestionados (para crear procesos de ayuda mutua), que también se puede empezar a promover desde un trabajo hecho desde la administración (pero solo empezar a promover...) y autonomía que de sentido al propio proyecto. Hacia dentro del proyecto se deben de dar procesos de desempoderamiento, osea que cada persona haga dejación de poder hacia las demás, fomentando así las relaciones horizontales y la construcción colectiva.

Estas dinámicas rompen la falsa dualidad público/privado, introduciendo en el centro del debate lo común. Cuando la administración va pasando de promover autogestiones, diversos proyectos autogestionados, a promover la autogestión; lo público deja su caracter (de propiedad estatal) para pasar a ser también común, al igual que los proyectos autogestionados. Por que si estos proyectos autogestionados no tienen un caracter común no son otra cosa que una iniciativa privada con otro nombre.

Si en algún momento (no para siempre) nos encontramos en disposición de trabajar estas cosas, tenemos que tener claro que nuestra posición es en la puerta de espalda a la institución/administración y de cara a la gente y que lo máximo que podemos estar en este tipo de trabajo es 3-4 años (también hay un mínimo: 15 meses)... Para trabajar estas cosas puede ser de ayuda ver nuestro libro participando con y desde la gente en sus dos ediciones: Sevilla (Andalucía) y Cuernavaca (México)

miércoles, 6 de mayo de 2015

Ilusionismo social y desempoderamiento educativo. Un programa de radio en Radixu Irratia



2 horas y 26 minutos de pura radio libre en Ondarroa: debates en profundidad, ironía, humor, música... con Aritz Olea, Naiara Larrañaga, Ainhoa Ezeiza y Javier Encina. Presentación en Euskera y resto en castellano y andalú