domingo, 29 de mayo de 2016

Trabajando desde el ilusionismo social: Sobre el ambiente de clase, texto de Alba Ayucar

Alba Ayucar ha sido este curso estudiante de la asignatura Didáctica de la Lengua (de 3º del Grado de Educación Primaria). Como comenzó un poco más tarde, al principio no conocía a nadie de la facultad. Le he pedido que contara cómo vio el ambiente de la clase cuando llegó y cómo fue trabajando con sus compañer@s, y esta ha sido su reflexión. ¡¡¡Muchas gracias, Alba, por tu aportación!!! (original en euskera, traducido al castellano por la propia Alba).


Nuestra clase en muchas ocasiones podía parecer un caos. A veces la profesora ponía música, podíamos hablar en grupos sin seguir ningún tipo de orden, podía ser dentro de la clase tanto en el suelo como encima de la mesa,... donde cada uno se sintiera cómodo. Y también fuera del aula, en la hierba. Pero ese caos que se podía observar desde fuera ocultaba una realidad totalmente diferente, con mucho sentido.





Era un espacio donde las opiniones de todos eran expuestas, cada uno podía realizar lo que quisiera, trabajábamos en disenso. Individualmente o en grupo, cada uno como quisiera, como se sintiera más cómodo. Si hubiera entrado alguien en el aula (las puertas normalmente siempre estaban abiertas) nos hubiera visto sentados encima de la mesa a unos, y otros en el suelo o incluso de pie, hablando con tranquilidad, trabajando a gusto… estábamos trabajando entre IGUALES.

En un ámbito informal y sin seguir ninguna directriz, llegamos a realizar actividades didácticas y unidades didácticas muy interesantes. Pero lo más importante es que nadie nos obligó a hacer nada y que las ideas de todos fueron tomadas en cuenta para lograr al fin, un trabajo coordinado. Y así, fueron fruto de nuestro trabajo unas magníficas actividades como un Lipdup, una merendola, una revista, una reunión informal sobre la experiencia Erasmus…


Al realizar estas actividades, en ocasiones recibimos quejas desde la dirección del centro. No es la forma a la que están acostumbrados a trabajar y en muchas ocasiones no han entendido que nosotros trabajásemos así. Cuando preparamos la última reunión informal sobre Erasmus, no pudimos pedir permiso ya que el tiempo se nos echaba encima. Y en esta ocasión también, nuestra profesora recibió una llamada de dirección.



Surgieron y surgirán contratiempos de este tipo durante el curso, pero no podemos echarnos atrás por ello. Tenemos que seguir trabajando porque creemos que esta forma de trabajo realmente tiene mucho varo y estas inconformidades son parte de nuestro trabajo. Tenemos presente que las opiniones de todos son válidas.


Hemos aprendido a hacer haciendo, trabajando entre todos. Nadie nos ordenaba o mandaba, en un buen ambiente, con alegría... además de sentir lo que hemos hecho entre todos como NUESTRO, cada uno lo siente como suyo. Nuestras relaciones han sido constructivas, hemos aprendido que hay diferentes formas de percibir una misma realidad. En mi caso, en algunos momentos me di cuenta de que no tenía opinión, pero después de hablar con unos y con otros construí mis propias ideas.

Con la experiencia que había adquirido hasta ahora con mis estudios, podía decir que para conseguir cualquier objetivo el primer paso era definir el propio objetivo. Primero definir el objetivo y después crear un plan estratégico para conseguirlo.  Pero no era consciente de que de este modo casi siempre los objetivos los pensaban/definían otros, por ejemplo los profesores. Ahora sé que impulsando la acción y la construcción colectiva, aunque en un principio esté sin definir el objetivo, con naturalidad, paso a paso, hemos construido objetivos compartidos. Y ahora me siento capaz de formar parte de cualquier otro proyecto. Por muchos motivos, entre otros, porque me he sentido tratada como persona, con mis miedos y mis defectos, siendo capaz de recorrer un camino que yo sola nunca habría podido recorrer. 

domingo, 15 de mayo de 2016